
O, mejor dicho,
¿cómo aprende un becario en un despacho de abogados? La verdad: nadie lo sabe, porque --en general-- apenas se les dedica tiempo para la formación. Se les manda que estudien expedientes; que busquen jurisprudencia; que se acerquen al resgistro, etc. Pero lo que es enseñar; mostrar el porqué de los asuntos; los trucos; el métido, etc, de eso muy poco. El tiempo es un recurso escaso y nadie parece estar dispuesto a dedicarlo a la enseñanza. El becario, al final, resulta ser un
autodidacta. Va asumiendo responsabilidades para las que se supone que ya está preparado (porque el "sistema" parte deque sus
mayores le han formado para ello) y ahí le tenemos: enfrentándose --muchas veces solito-- a auténticos "líos" sin tener demasiada idea de por dónde empezar.
En breve,
el inicio del ejercicio de la abogacía en España están a punto de cambiar. Será preciso superar viarios cursos y pruebas en las que la experiencia práctica, adquirida sobre el terreno; sobre el campo de batalla de casos y pleitos, será fundamental. Los que ya estamos dentro tenemos que cambiar nuestra mentalidad de cara a los recién licenciados. Tenemos que aprender a dedicarles tiempo y a valorar ese tiempo como se merece.
Transmitir experiencia ni es fácil ni es en vano. Es más, puede ser tal vez la parte más importante nuestras profesiones.
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